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SYRACUSE: DONDE YOKO ONO Y BILL VIOLA COMENZARON A BRILLAR

A principios del siglo XVII los habitantes de la Nación Onondaga (Norte de América) vieron llegar a su territorio a los primeros europeos. Atraídos por su riqueza salina, la informalmente llamada Salt City sería dos siglos más tarde conocida como la ciudad de Syracuse.


Desde el siglo XIX consolidó su prestigio a través de la Escuela de Medicina, hoy Hospital Escuela de la Universidad. Luego, llegarían industrias metalúrgicas y automotrices, llegando a su máxima expresión de poderío durante las dos Guerras Mundiales.


Proveedora de electricidad para el Estado de Nueva York, Syracuse fue una ciudad mimada hasta 1970, cuando las crisis económicas y las regulaciones hicieron que las grandes compañías decidiesen dejar el Estado de Nueva York.


Inteligentemente, sus habitantes pusieron el foco de atención en la Universidad. Actualmente ubicada entre las más relevantes para toda carrera de grado y posgrado en arte.


Paralelamente, surgieron galerías de arte dependientes de la unidad académica y proyectos como Light Works, una de las residencias de fotografía más requeridas a nivel internacional.

Vanguardia es sinónimo de la Universidad Syracuse, ya que supo contar entre sus alumnos con el prestigioso artista Bill Viola, quien realizó su primera exhibición New Video Work en 1973 a poco tiempo de haberse graduado. Dos años antes, Viola había asistido a Yoko Ono en su primera exhibición individual en el Museo Everson con This is not here, en lo que ella describió como un hito en su carrera.


Hoy Syracuse es una pequeña Berlin americana. Por un lado, el Campus de la Universidad prepara con excelencia a los alumnos y por otro sus espacios de exhibición propician el intercambio internacional.

Emily MacKinnon Dittman, Gerente de Exhibiciones y Colecciones, tiene a su cargo tanto las Galerías, las esculturas y monumentos de espacios abiertos; como así también todas las obras de arte que se encuentren en las oficinas y dependencias de la Universidad.


Se encuentra en exhibición About Prints el legado de Stanley William Hayter y Atelier 17. No es casual que luego de varios años de negociaciones la exhibición se lleve a cabo en una de las Galerías de Syracuse, ya que Hayter sentía profunda admiración por las metodologías de enseñanza de la Universidad. En su honor, se ha montado una exhibición con una calidad pedagógica pocas veces vista: a través de puertas que se abren y en las cuales están colgadas las obras, uno puede observar las distintas técnicas de grabado. Evocan un gabinete en cierto módico lúdico, donde se pueden entender los procesos y las diferentes técnicas. En las salas lindantes se disfrutan grabados, xilografías, aguas fuertes de Chagall, Miro, Moore, Munch, Picasso, Soulange y Toulouse-Lautrec entre otros.

La colección permanente abarca arte moderno y contemporaneo, pintura europea del siglo XIX y de los siglos XV al XVIII.


En el Campus se encuentra también Light Works. Su Directora Asociada, Mary Lee Hodgens, transita las salas donde todas las fotografías son de exquisita distinción. Particularmente las obras de Todd Gray, ex residente del programa quien presenta A place that looks like home. En sus trabajos, el montaje, los marcos y las imágenes tienen igual relevancia y hacen una obra imposible de pensar fuera de esta equilibrada convivencia.

Fuera del Campus, tres galerías definen los lineamientos de la Universidad: Point of Contact, Community Folk Art Center y Urban Video Show.


Point of Contact cumple cuarenta años y lo celebra con una intensa programación. Días atrás tuvo lugar la inauguración de la exhibición Woe: Globalized Sadness muestra fotográfica del artista argentino Juan Cavallero, quien en sus viajes por el mundo retrata a las personas en situación de calle.

Paradojicamente, el creador de esta galería fue también argentino: Pedro Cuperman. Su idea fue constituir un lugar de encuentro para todos aquellos amantes del arte y la literatura. Pasaron por allí Liliana Porter, Judy Plaff, Nam June Paik y Gregory Crewdson con exhibiciones que fueron acompañadas por catálogos comparables con los de un museo.


El más reciente de los espacios culturales es La Casita, donde los habitantes de habla hispana a través de donaciones dan lugar a una particular colección. Se trata de fotografías, objetos, recuerdos familiares, imágenes de devoción que son montadas y presentadas con total seriedad y profesionalismo.


En cada edificio, espacio abierto, museo o galería, Syracuse da prueba de su experiencia al momento de definir el lugar que el arte ocupa en su comunidad.


Al igual que Yoko Ono, desde hoy Syracuse será un hito en mi vida.

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