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LA BELLEZA ESTÁ EN EL ERROR


Para entender, habitar y evaluar el espacio, resulta crucial reconocer su aspecto temporal. El espacio no existe simplemente en el tiempo; es del tiempo. Las acciones de sus usuarios recrean continuamente sus estructuras.

Los modelos son reales, Olafur Eliasson

Extrañamiento: dudar y al mismo tiempo estar seguro que se conoce exactamente el lugar. Aunque algo incomoda, poco a poco vamos descubriendo que no es el recuerdo borroso de haber estado o haber visto el paisaje, sino que en la imagen hay algo que nos aleja de cualquier certeza.

A veces sucede que el paisaje es el que se introduce en el objeto y entonces todo se transforma en un asunto de transparencias. Hasta podemos percibir el silencio en el que ha quedado inmersa la imagen.


Ailin Venter cree que hay diferentes maneras de percibir un momento. Que en su composición, la luz, la sombra y los matices dan cuenta de la carga sensorial. De hecho, en cada una de sus imágenes, se anidan al menos dos, las cuales al unirse muestran lo mejor de ambas.

En Atmósferas Erráticas encontramos la huella del sur patagónico, donde el viento y lo despojado del paisaje son atravesados por esta doble instancia de composición.


Como cita Olafur Eliasson, el espacio es del tiempo, y capturarlo analógicamente lo condiciona como tal.


Es cierto que hoy reconocemos con cierto romanticismo algunas características de la fotografía analógica. El gesto que ponía punto final a cada foto y obligaba a correr la película para la próxima toma, la cantidad limitada de fotografías que se podían tomar por rollo, el ruido, el tiempo de revelado hasta llegar a constatar si la imagen reflejaba lo que se había buscado registrar.

En todos ellos hay un factor en común: el tiempo. La espera entre foto y foto, el momento en que comenzaba a aparecer la imagen en el papel. Fotografiar era simplemente mágico.


Si la tecnología nos permite evitar todas las demoras e imperfecciones para llegar a tomar la fotografía ideal, ¿por qué hoy se vuelve a lo imperfecto?

Quizás porque pese a la cantidad ilimitada de tomas, a la velocidad de las impresiones y a todo lo que la modernidad nos ha traído con ella, hemos descubierto que la belleza está en el error.

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