Cuando RARO Madrid me propuso curar la exhibición de sus residentes, pensé en que afortunada era al poder visitar nuevamente Madrid durante la Semana del Arte. En segunda instancia, me fascinó poder conocer de cerca el trabajo y las motivaciones de cada uno de los artistas que durante enero y febrero de este año, visitaron Madrid para concretar un proyecto de investigación y producción lejos de su lugar de residencia.
A Gastón Andreatta y Julián León Camargo los conocía, y fue realmente revelador tener oportunidad de acompañar sus trabajos junto al de las artistas Jimena Travaglio y Eugenia Bracony. Un capítulo aparte sería la aventura que con el quinto residente, Javier Tárrega, emprendimos por el País Vasco tras los pasos de una de las obras de Oteiza[if !supportFootnotes][1][endif]: el Santuario de Arantzazu en Oñati.
Eugenia Bracony
Comenzar la visita a Madrid en el Museo del Prado parecía casi una obligación. Pero en este caso, mi intención no era cumplir con una formalidad, sino constatar que se encontrase en exhibición El Cid -una cabeza de león portentosa- donada en 1879 por Ernest Gambart (1814-1902), marchante, representante y figura clave en la proyección y promoción de la artista Rosa Bonheur.
De modo que ingresé y me dirigí sin demoras a la Sala 063A. Necesitaba ver con mis propios ojos que el museo había cumplido con su palabra poniendo punto final al silencio y la indiferencia que había mantenido a Bonheur en sus almacenes y de ese modo contar con el cuarto cuadro realizado por una mujer en exhibición permanente.
Me gusta pensar que -al menos en algunas ocasiones- reclamar a través de las redes sociales tiene un resultado favorable. Si bien el museo alegó que ya lo tenía en sus planes, la coincidencia con la campaña masiva en redes es al menos llamativa.
Es cierto que cuatro pinturas en el total de las que ocupan todas las paredes del museo suenan a ínfima representación del talento femenino, pero allí están dando pelea y eso es lo que cuenta.
El Cid 1879. Óleo sobre lienzo, 95 x 76 cm.
En su 15º Aniversario, Art Madrid me regaló dos hallazgos: Galería Stefano Forni de Bologna, Italia y +Arte de Quito, Ecuador.
Forni presentó al artista nacido en Castello en 1956 Giorgio Bevignani cuyo trabajo transforma el material en soporte. A través de infinitas capas de pátinas, tintas y colores, las piezas toman forma escultórica con la particularidad de poder estar apoyadas en uno de sus lados o colgadas en una pared. Se trata de un trabajo donde material y color permiten una actitud lúdica a la mirada.
Desde Quito, el espacio de exhibición, promoción y comercialización +Arte llevó un cuerpo celeste al ámbito de la feria: esculturas de meteorito pulido en cajas de luz recubiertas en cuero fueron presentadas bajo el título “Archipiélago”. Su autor, el artista conceptual Paul Rosero Contreras, cruza la información científica con el realismo especulativo y distintas narrativas ficcionales; explorando temas relacionados a geopolítica, problemas medioambientales y la relación del ser humano en ecosistema extremos.
Paul Rosero
ARCO ha tenido una edición donde las grandes galerías han tomado riesgos inesperados: diseños de montaje dignos de museos, obras en grandes dimensiones, solo shows y diálogos entre artistas como el propuesto por la galería Leandro Navarro entre Miró, Paul Klee y Picasso.
Helga de Alvear, que el año pasado había apostado al videoarte, en esta edición tomó el espacio con instalaciones donde la pintura y los paneles de vidrio se transforman en conjuntos escultóricos a recorrer. Sus artistas Ángela de la Cruz, José Pedro Croft y Cándida Höfel fueron la más prometedora de las bienvenidas que una galería puede dar al ingresar a una feria.
A su lado, la señal de ser la galería del momento la dió sin duda Hauser & Wirth con una escultura monolítica en granito de Chillida que al rodearla permitía descubrir una nueva obra en cada faceta.
Los diseños de montajes más destacados los presentaron las galerías de Anita Beckers con el artista Peter Wiebel, Rafael Perez Hernando con una sala azul impactante, José de la Mano con la obra de Aurelia Muñoz, Cámara Oscura con una fotografía en blanco y negro exquisita, Fernandez Braso y la Galería Alegría.
Dos galerías dieron espacio al revisionismo histórico: Galerie Martín Janda con la obra de Julius Köller y Herliztka + Faria con la obra del CAYC.
La obra poética de Jaqueline Maesmaeker, donde una secuencia de palabras escritas en la parte superior de una hoja conforman una oración que podrá leerse caminando por el perímetro de la sala, fue el bálsamo del recorrido del Pabellón 7. Dispuestas dentro de folios plásticos que veces por el reflejo de la luz dificultaban la visión, cada una de ellas da una pista de a qué se refiere cuando titula esta obra “Until it fitted”.
Casa Triángulo, con Iván Grilo, y Vera Cortés con Susanne Themlitz demuestran que la coherencia con el trabajo de sus artistas redunda en producciones sólidas y en la construcción de carreras profesionales con beneficio para artista y galerista.
La galería Christina Guerra apostó al diálogo entre las telas de Noemí Perez y las obras de Oscar Murillo.
Las obras más políticas estuvieron en la inglesa Copperfield, donde los artistas Ella Littwitz, Marco Godoy y Emmanuel Van der Auwera destacaron tres tipos de prácticas basadas en la investigación de narrativas históricas emergentes.
El regreso de la galería Perrotin fue contundente. A través de dos solo shows: por un lado, un conjunto de obras del artista mexicano Gabriel Rico, cuyas composiciones mezclan formas orgánicas con objetos encontrados y manufacturados (incluidas en la 58ª edición de Ralph Rugoff Bienal de Venecia) y por el otro, una instalación que gira en torno a la película La Plaza del Chafleo, del artista colombiano Iván Argote, cuyo trabajo acaba de ingresar a la colección permanente del Centro Georges Pompidou.
Con la participación de 209 galerías procedentes de 30 países, ARCO confirmó su compromiso con la calidad de los contenidos artísticos, lo cuales fueron el deleite de sus 93000 visitantes.
Jaqueline Maesmaeker
En el ingreso a JustMad encontré la obra más valiosa de toda la feria: una colaboración de los artistas Eugenio Merino y Avelino Sala que permitía literalmente pisar frases misóginas pronunciadas por Ortega y Gasset, Rousseau, Nietzsche, Moebius, Virchow y Aristóteles, entre otros.
El “Proyecto Felpudos” fue presentado por sus creadores como un site specific que revisa la historia del pensamiento y la filosofía hegemónica en clave deconstructiva.
En coincidencia con un inicio de recorrido por demás contundente, JustMad contó con la mayor participación de artistas mujeres de todas las ferias celebradas este año en Madrid.
Fue también de lo más sustentable, ya que se ocuparon de compensar la huella de carbono destinando los beneficios a dos proyectos propuestos por CeroCO2 -una iniciativa que propone acciones concretas para el cuidado del clima-. Estas acciones incluyen, por un lado, la mejora de prácticas de agricultura orgánica con comunidades indígenas en Guatemala, y por otro, la destinación de fondos para el programa CommuniTree-Reforestación comunitaria en Nicaragua, una iniciativa que agrupa a pequeños agricultores con el fin de reforestar partes de sus tierras en desuso.
Justmad
El Salón de Arte Moderno es la joya del barrio de Salamanca. Este año, varios restaurantes de los alrededores se sumaron con la realización de platos en honor al artista homenajeado: Luis Feito. Su trayectoria artística inició en lo figurativo, pasó por una etapa cubista y culminó en la abstracción. Influido por el automatismo y la pintura matérica, introdujo la arena en sus óleos, que mezcló con ocres, blancos y negros. A partir de 1962 unió a esta gama de colores el rojo, que desde entonces incorporó a sus producciones como contrapunto; en la simplificación formal y material de sus composiciones predominan las formas circulares. Durante la década de 1970 se produjo un acercamiento a la geometrización, aproximación que se hizo plena a partir de 1975.[if !supportFootnotes][2][endif]
Durante su visita a SAM, el artista de 90 años se mostró muy emocionado por el homenaje y por las demostraciones de afecto que el público le brindó a cada momento.
Este Salón se caracteriza por la alta calidad de las obras exhibidas. Tal es el caso de la bellísima obra “Cabeza y mano” de Oswaldo Guayasamin presentada por la Galería de Arte Roger Viñuela, la acuarela “Mujer de los cajones” de Salvador Dalí en la Galería Jordi Pascual y “L´Enfance d´Ubu” de Joan Miró en la Galería Jorge Alcolea-Nonell.
Salón de Arte Moderno
Se sabe que la vida de los artistas ha sido, es y será muy dura en relación al posicionamiento comercial de sus obras. La búsqueda de un espacio propio es siempre un desafío.
Este año, en ese contexto surgió la propuesta Artists, que reunió a 130 artistas provenientes de 20 países. La ubicación del espacio era de difícil acceso, pero debo agradecerles porque el paseo para llegar hasta allí fue muy bello.
Como era de esperar las calidades fueron muy diversas: en algunos espacios no estaba presente el artista para conversar su obra y en otros los participantes excedían los metros cuadrados disponibles.
Sin embargo, hubo una propuesta muy concreta porque destacó sobre el resto: André Graça Gomes y su Memory Archive, una serie de dibujos en carbonilla sobre papel y tela, y pinturas en óleo sobre tela en la que el artista propone una reflexión sobre el tiempo, la memoria y su relación con la obra -donde el acto artístico que reconstruye la imagen es a la vez un cierre y una apertura del ciclo-.
Por su parte Urvanity, la autodenominada feria del Nuevo Arte Contemporáneo, reunió en el Colegio de Arquitectos a 30 galerías al tiempo que tomó los muros y las calles de Madrid. Nombres como Banksy, JerkFace, Javier Calleja o Sergio Mora, Queen Andrae, Nevercrew, Zest, D*Face, Nicolas Romero, Dunja Jankovic, Samuel Salcedo, Abel Iglesias y Laurence Vallières son algunos de los que integraron el programa de intervenciones -murales e instalaciones- en el espacio público.
Al igual que ARCO y dentro de su escala, el programa de conferencias fue muy interesante. Galeristas, artistas, cineastas y profesionales del mundo del arte intercambiaron visiones sobre la capacidad evolutiva de los distintos movimientos, el arte digital, la relevancia del storytelling al momento de registrar el arte urbano y obviamente el espacio comercial que ocupan.
Si hay algo valioso de esta feria es la visión de su fundador Sergio Sancho, cuyo objetivo es reivindicar el valor de las expresiones artísticas surgidas en contextos urbanos desde los años 70, así como explorar los escenarios diversos donde tiene lugar hoy el arte callejero y el diálogo que ha establecido con el público.
Admitiendo mi preferencia por la obra de Nicolás Romero a.k.a Eversiempre, debo reconocer que fue muy emocionante descubrir su trabajo -realizado gracias al acompañamiento de B-Mural- en Lavapiés. El modo que tiene este artista para construir la imagen, los elementos que utiliza, su dibujo tan personal y su inconfundible paleta de colores vibrantes, hacen de su paso por las paredes madrileñas un lujo para todos aquellos que levanten la mirada hacia el cielo en la caminata diaria.
Urbanity
Si de dibujo se trata, existe una feria específica para ello. Drawing Room en el Palacio Santa Bárbara celebró su quinta edición valorizando el dibujo contemporáneo a través de la participación de 16 galerías de España, Portugal, Argentina, Colombia, Suecia, Países Bajos, Italia y Reino Unido.
Por Argentina, estuvo presente Otto Galería con obras de Eduardo Stupía y Flavia Martini. Mientras que la sueca Wadström Tönnheim Gallery presentó entre sus artistas a Daniel Fleur, un exquisito dibujante de paisajes pixelados.
Cruzando la plaza Santa Bárbara, en el Hotel Petit Palace se congrega lo más interesante del arte emergente en Hybrid.
También este año la galería canadiense Ed Video participó de la feria con el trabajo de una videoartista. Brianna Lowe presentó cinco de sus videos proyectados en diferentes dispositivos para crear un entorno inmersivo alterando la atmósfera del cuarto con la proyección de imágenes sobre las almohadas y el edredón.
Un gran hallazgo ha sido el proyecto instalativo con textos, objetos, fotografías, video, discos e intervenciones que perseguía dar con el paradero del artista Bas Jan Ader, desaparecido en 1975. Raúl Hidalgo ha realizado desde 2005 esta pieza titulada “Un relato especulativo sobre el paradero de Bas Jan Ader”, donde se pone en tensión el cambio de sentido que produce el paso del tiempo.
Eliza Goldox, Ki Hyun Park y Sandy Becker realizaron un proyecto en colaboración con Holger Heissmeyer y Areej Huniti donde el amor y la virtualidad dan forma a conversaciones, imágenes en movimiento, textos y VR.
En otra de las habitaciones, bajo el título “Cartografías del Ser”, la curadora Sara Sarabia reunió a artistas visuales y performers en la búsqueda del retrato. La obra que más llamó mi atención fue The Glitch del artista francés Eryk Pall, en grafito sobre papel, quien reflexiona sobre el tiempo, el espacio, el cuerpo, la fragilidad y el despiece.
Hybrid
Pero mucho tiempo antes que estos jóvenes de Hybrid hubo otro joven interesado en el retrato y sus misterios: nada más ni nada menos que Rembrandt.
El maravilloso Museo Thyssen ha reunido en una impecable exhibición las obras que dan comienzo al retrato en Amsterdam entre 1590 y 1670, donde es posible identificar influencias, precursores y detalles reveladores sobre la pintura en esta ciudad donde reinaba un florecimiento sin precedentes.
La adecuada selección de obras permite al visitante descubrir que nadie ha tratado como Rembrandt las emociones de manera tan directa y profunda. Ayer, como hoy, los retratos dan cuenta de la realidad social, una realidad atravesada por migraciones, refugiados, disputas teológicas, los imperios y el colonialismo, la cotización de la bolsa, las leyes del mercado, la importación, la clase media, las enfermedades, las epidemias, la prensa y la crisis.
Todo esto y mucho más podemos leer en sus retratos; el paso de retratos de familia a retratos de guardias cívicas, regentes y gremios, de retratos historiados o de género en pequeño formato a lecciones de anatomía y autorretratos, entre otros datos.
El retrato de un caballero, la nueva obra de Rembrandt
En cada milímetro está la pincelada de Rembrandt, exquisita, sublime, cautivante y de una precisión y agudeza de discurso inigualables. Y una curiosidad: hay una obra que ha sido recientemente reconocida como creación de Rembrandt y que es exhibida por primera vez ante el público: Retrato de un joven caballero. Allí se puede identificar la particularidad en el modo de pintar las puntillas de los cuellos de las camisas de la época, lo que constituye en sí mismo una clase magistral de pintura.
Para continuar el recorrido, el Thyssen sube la apuesta al hablar de mujeres rebeldes a través de las pinturas de Chechu Álava.
Curiosamente, un grupo de señoras muy paquetas se referían a la obra de la artista asturiana como borrosa, y me pareció una situación muy corriente, es decir, es esperable que cierto grupo etario social encuentre que la imagen de las mujeres rebeldes sea confusa, sin embargo, al enfrentarnos a cada uno de los retratos la nitidez de sus convicciones hace de sus contornos líneas claras e inconfundibles.
No pude evitar que mi fascinación sobre la vida de alguna de ellas hiciese que mi atención se detuviese ante sus retratos: Camille Claudel, Hanna Arendt y Sylvia Plath, por ejemplo, tienen luchas y vidas tan inspiradoras que hacen imposible el seguir de largo ante sus miradas.
Musas Insumisas es el título bajo el cual se reúnen los trabajos de Delphine Seyrig y los colectivos de video feminista en Francia en los 70 y 80 en el Museo Reina Sofía.
La exhibición explora la intersección entre el cine, el video y el feminismo en Francia a través del legado de Seyrig. Centrada en el surgimiento de los colectivos de video en la década del 70, propone reconsiderar la historia del movimiento feminista francés a partir de varias prácticas mediáticas al mismo tiempo que atiende a una constelación de alianzas creativas nacidas en una época de gran agitación política. La posición de Seyrig -que va desde la actriz a la activista y vuelve a la actriz- da lugar a la consigna “lo personal es político”.
Entre el material de archivo, es de destacar una mesa redonda realizada por Henri Pierre Vincent, producida y presentada por Jacques Merlino y Antenne 2, que reunió a Simone de Beauvoir, Delphine Seyrig, Anne Zelensky y Christine Delphy bajo un título cuya traducción sería “La vida hoy - En el nombre de las mujeres”. Allí Seyrig expresa con sorpresa el trabajo interno y personal que le llevó identificar sus sentimientos y reacciones -que eran vistos por los otros como una suerte de caprichos- cuando en realidad eran la clara respuesta ante la desigualdad e impedimentos que el mundo le imponía en su condición de mujer.
Delphine Seyrig
Me siento un tanto irrespetuosa para con la figura de Serig al reconocer que pensé en ella cuando vi la imagen de la Virgen de Arantzazu. Espero que -donde quiera que esté- no lo tome a mal, pero hay algo en su lucha que es tan intrincado como el acceso hasta la imagen mariana. Según cuenta la historia, el pastor que halló en los tupidos bosques de Oñati -País Vasco- a esta pequeña Virgen María con su hijo en brazos se sorprendió por su ubicación, ya que se trataba de un lugar con abundantes espinos: “Arantza-zu” le dijo (¿Tú en el espino?).
Hoy esa imagen se encuentra en lo más alto del altar-retablo del Santuario que lleva su nombre. En la visita al lugar, señalan que uno de los requisitos para los arquitectos que llevaron adelante la obra fue que la imagen debía de estar en un espacio accesible a la gente, por eso, al finalizar la misa, la imagen se oculta para darse la vuelta y poder ser vista a distancia de unos pocos metros en el fondo del ático.
El Santuario Arantzazu comenzó su construcción definitiva casi cinco siglos después de la aparición de la virgen y ha contado con la visión de destacados arquitectos, escultores y artistas.
La esbelta basílica con sus torres de piedra labrada en punta de diamante -imagen del espino- es obra de los arquitectos Sainz de Oiza y Laorga, como así también sus interiores ideados como una enorme ermita de montaña con un techo en forma de quilla invertida.
En la fachada, está la Piedad de Oteiza: en el ancho muro vacío, el Hijo de Dios muerto a los pies de María. Los catorce apóstoles, vaciados de carne mortal, anuncian la vida nueva del Resucitado.
En la cripta, el Cristo Resucitado de Néstor Basterretxea y los relatos de la creación son murales poco convencionales para una iglesia.
Las puertas de la basílica son creaciones de Chillida y el mural retablo es obra de Lucio Muñoz: son 600 metros cuadrados de madera labrada y policromada que emulan el paisaje original donde fue hallada la imagen. En conclusión, una muestra de la escuela de arte vasco.
Santuario Arantzazu
Dicen que la Virgen de Arantzazu detuvo guerras, hizo llover y fue ante ella que Ignacio de Loyola -herido en Pamplona- se consagró en castidad y se convirtió en peregrino. Se trata de una pequeña imagen de piedra policromada de 36 cm de alto y 9 kilos de peso. Solo ella sostiene desde hace siglos la monumental estructura de piedra del Santuario. Ella y la fe que le profesan.
Del mismo modo en que cada uno de nosotros, con fe o sin ella, depositamos en las producciones de los artistas nuestra devoción, transformando las mismas en estandartes contemporáneos que si bien no detienen las guerras al menos nos obligan a reflexionar sobre ellas.
[if !supportFootnotes]
[if !supportFootnotes][1][endif] Jorge Oteiza, 1908 Gipuzkoa -2003 San Sebastián, artista fundamental del arte español del siglo XX
[if !supportFootnotes][2][endif] https://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/feito.htm