En base a registros de fósiles que datan de hace unos 540 millones de años, podríamos afirmar que las esponjas de mar son el grupo más antiguo de animales vivos. Clasificadas como animales desde 1765 -cuando se descubrió la existencia de corrientes internas de agua-, son además invertebradas, sin boca, sin estómago y de digestión intracelular.
Su recolección es una tradición milenaria en muchas regiones mediterráneas. Aquí en Formentera, Laura Larocca continúa con esta práctica haciendo de ella su obra.
A primera vista, Hallazgo Natural es una representación de la naturaleza que despierta los sentidos. Como en el instante en que ingresamos en el mar: sentimos la sal en nuestra boca, el frío del agua en la piel y la calma en nuestros oídos con el arrullo de las olas.
Larocca encuentra de este modo la solidez de un cuerpo de obra en la fragilidad de estas piezas extraordinariamente delicadas: las esponjas son cuerpo en la instalación y medio en la producción (ya que previamente fueron humedecidas con azules, celestes y turquesas que en contacto con el papel nos rememoran su procedencia).
Homero las menciona en el Canto I de La Odisea: “...Sus heraldos y solícitos sirvientes se afanaban, unos en mezclar vino con agua en las cráteras, y los otros en limpiar las mesas con agujereadas esponjas…” Los egipcios se presumen como los primeros en utilizarlas para el baño, mientras que los romanos las preferían antes que a las copas para beber agua durante las campañas militares. Su pesca fue una prueba en los antiguos juegos olímpicos y han sido utilizadas como fertilizantes en las playas del Atlántico Norte.
Lejos de la literatura y de otras funciones mundanas que se les pudieran atribuir, debemos reconocer que su compleja estructura -poros, canales y cámaras- evoca muchas y diversas reflexiones. Su incapacidad de desplazarse y su carencia de simetría corporal convergen en una forma indefinida.
Algunas tientan al tacto, transmitiendo a través de nuestros ojos lo áspero de su superficie hacia las yemas de nuestros dedos. Otras, generan en nuestra mente el sonido que imaginamos acumulado en su interior. Todas ellas son un complejo sistema acuífero para la ciencia y al mismo tiempo, la suma de texturas, color, sonido y aromas salinos para nuestra percepción.
¿Qué es entonces lo que hace de las esponjas la inspiración y la materia de una obra de arte contemporáneo?
Durante su estadía en la Patagonia Argentina, Charles Darwin escribió en su diario: “Si después de haber examinado la tierra estudiamos el mar, veremos que éste encierra seres vivos en tan gran número como escaso es el de los que alimentan la tierra”. Tal vez allí radique la respuesta a la curiosa materialidad de la obra de Larocca. Y quizás en el futuro descubran en Hallazgo Natural recursos narrativos inéditos, tal como lo hizo en su tiempo la literatura occidental con La Odisea. Hasta entonces, disfruten de las poríferas con todos y cada uno de sus sentidos.
Cecilia Medina
INFORMACIÓN IMPORTANTE
Laura Larocca obtuvo un permiso de recolección manual de esponjas marinas depositadas en la costa -en playas no protegidas- con finalidad artística, otorgado por la Conselleria de Medi Ambient i Territori del Govern de les Illes Balears.
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