Circuito de arte - Mar del Plata
El Instituto Cervantes es una institución Pública creada por España para la difusión del idioma español. En su versión digital se ocupa, entre muchos otros temas, del refranero bilingüe. Llegué allí buscando el origen de la frase “para muestra basta un botón”. Supe que se trata de un refrán, el cual “denota que no resulta necesario mostrarlo o enseñarlo todo, ya que de un ejemplo se puede deducir fácilmente todo lo que falta por descubrir.”
Ajustándome al refrán, hablaré de un museo, de un artista, de un espacio independiente, de una casa única en el mundo; y será suficiente para conocer lo que sucede en la ciudad balnearia por excelencia de los argentinos: Mar del Plata.
Planteado como un edificio contemporáneo, el del Museo MAR, es un acierto arquitectónico y conceptual.
En los espacios de conexión entre las salas, bancos de diseño invitan a descansar por un momento y deleitarse ante la vista del mar.
Son los últimos días de la exhibición “Congreso de Tucumán: 200 años de Arte Argentino”, la cual llegó al museo en el marco de los festejos del Bicentenario de la Declaración de la independencia. Lo más destacado de la propuesta es el hecho que muchas de las obras pertenecen a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes y es la primera ocasión en la cual salen de sus paredes para ser vistas en otros espacios a lo largo de todo el País.
Esta selección dialoga con otras obras de artistas contemporáneos de todas las provincias. Incluye pinturas, esculturas, grabados, dibujos, fotografías, instalaciones, objetos y videoarte. Seguramente, este sentido federal enorgullecería a Eduardo Schiaffino, fundador del Museo Nacional de Bellas Artes. Respondiendo a la diversidad de público y sus intereses, completan las exhibiciones en MAR: “Los viajes de Nushi” instalación de la ceramista Nushi Muntaabski y “Movimientos Babasónicos” muestra fotográfica que relata a través de más de ciento cuarenta fotografías la mirada de Martín Bonetto sobre la historia de esta banda.

Un artista: Gastón Andreatta En una ciudad donde la educación artística incluye una escuela pública de cerámica, algo me dice que la gestión individual de los apasionados por el arte rinde sus frutos. La Escuela de Cerámica Rogelio Yrurtia fue fundada un 27 de diciembre de 1950 gracias al trabajo y la organización de Fernando Arranz, un reconocido ceramista español que impulsó el proyecto y puso la escuela en funcionamiento un año después. Allí, Gastón Andreatta es docente para los alumnos del terciario. Como artista ha incursionado en la plástica y el mosaiquismo -el cual lo ha llevado a la realización de murales- En este momento, se encuentra focalizado en la pintura. Lo hace con disciplina en el poco tiempo que le queda libre luego de dictar clases y en un espacio físico limitado en dimensiones. Lejos de desanimarlo, los obstáculos lo motivan a seguir y se plantea obras en telas que cubren la totalidad de sus paredes. Una de ellas, Disnea, fue seleccionada para la última edición del Premio Adquisición de Pintura Argentina del Banco Ciudad donde obtuvo muy buena recepción y más tarde formó parte de la exhibición en el Centro Cultural Recoleta. Seguramente, ese reconocimiento lo alentará a llevar adelante su primer muestra individual en poco tiempo.

Una casa única en el mundo: La casa del Puente Con la misma actitud positiva, Gladys -empleada dependiente de la Secretaria de Cultura de la Municipalidad de General Pueyrredón- recibe a los visitantes en la Casa del Puente. Conocida también como La casa sobre el Arroyo, es una vivienda con fama mundial. Fue diseñada y construida por el arquitecto argentino Amancio Williams para su padre el músico y compositor Alberto Williams. Estructuralmente, la casa es una obra escultórica, sintetiza formas geométricas casi abstractas. Fue habitada, abandonada, ocupada, saqueada, quemada, graffiteada y hoy está en franca recuperación patrimonial. Junto al parque y las aves, se constituye como un multiespacio en el cual incipientes actividades culturales, como conciertos, recorridos de croquiseros, actividades infantiles en vacaciones de invierno, se suman a la visita guiada diaria. Entusiastas las responsables de mantener abierto el espacio al público curioso que escuchó historias fantásticas sobre este lugar y entusiastas los arquitectos locales que mantienen vivo el recuerdo de su colega.

Un espacio independiente: Casa Yakuzi Casa YAKUZI está ubicada en una hermosa casa de alto de algo más de cien años de historia. En una de sus cinco habitaciones funciona Dársena una agencia creativa, perteneciente a Nicolás Berenz, Ornella Gaudini y Facundo Miranda. En otra de las habitaciones funciona Subsuelo laboratorio de Grabado, taller de producción y de formación de Florencia Reisz. En la Sala Todo del último piso -contigua a la terraza- inauguró el lunes 27 el artista visual Torcuato Gonzalez Agote, quien fuera invitado por el espacio para realizar una performance. Pero lo que sucedió allí esa noche fue algo diferente. Considerando que no podría permanecer en la ciudad por mucho tiempo, decidió que necesitaría otro soporte para su obra. Fue así que utilizó un dispositivo móvil instalado en la pared central de la sala. Tele nos permite conocer las acciones de la serie de performances “Certificados de Autenticidad” (2015) representadas en formato GIF. Es una obra que espera ser descubierta. Con un breve texto le anuncia al espectador que podrá ver breves loops de la vida cotidiana del artista, el cual los describe como rituales de felicidad.
Para un artista como Gonzalez Agote que aspira a vivir lo más artísticamente posible, Tele es prueba coherente de cómo lo lleva adelante en su obra.
Azul de Prusia fue un crítico de arte que sostenía la idea de que el verdadero arte era el que sucedía en Europa. Contemporáneo a Eduardo Schiaffino, mantuvieron discusiones epistolares que luego llegaron a los diarios y tuvieron su corolario en un duelo. Por esos días Schiaffino aún no soñaba con un Museo Nacional de Bellas Artes, pero sí sentaba las bases de un arte con identidad y con presencia en todo el país. Estoy segura que si Schiaffino pudiese ver los botones que yo vi en Mar del Plata, le bastaría para usar el hashtag #felizenlafeliz.