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DONDE FLUYA LA MEMORIA

Line Piece III

Draw a line with yourself.

Go on drawing until you disappear.

Grapefruit, A book of instruction and drawings by Yoko Ono

Weng Pixin fue criada en Singapur, bajo estándares racionales y de estricta reserva

para sus pensamientos y emociones.

Carla Brugo proviene de una ciudad del interior de Argentina donde su geografía -

entre ríos- delimita de cierto modo el comportamiento en cada ribera.

Más que coincidencias, hay circunstancias similares. Tanto Pixin como Brugo toman el lápiz para alzar la voz y señalar lo que acontece, invitándonos a sentirnos parte de la

realidad que allí se representa.

Hay preciosismo en la elección del formato, donde a través de sus líneas y colores, cada una da lugar a una atmósfera auténtica. Se sienten ellas mismas en el oficio y pese a los contratiempos -geográficos, sociales y culturales- persisten en la construcción de un cuerpo de obra sólido y coherente.

Una diferencia destacable, es el nivel de protagonismo de cada una de ellas en su obra. Pixin está dentro de la ilustración. Brugo con actitud contemplativa, plasma su mirada como espectadora de la escena.

Es apresurado precisar lo que han recibido durante esta breve residencia en Buenos

Aires. Sin embargo, han llegado a apreciar a los artistas con quienes trabajaron por la

generosidad y calidez recibidas en los momentos compartidos.

Pixin encontró en Julián Pesce un páramo de sonidos que abrieron su corazón y le permitieron crear obras más emocionales. En Gustavo Amenedo, observó una técnica impecable e ininterrumpida durante todo el día. Apreciar este recorrido del sol en su estudio a lo largo de la jornada de trabajo, inspiró en ella un juego de luces y sombras muy enriquecedor para sus trabajos.

Brugo se sintió más segura para definir un cambio de soporte, al trabajar con María Colombo (quien genera sus esculturas a partir de hojas de revistas viejas). Mientras que por parte de Fátima Pecci recibió una prueba de responsabilidad cívica y social, imprescindible y alentadora en este punto para su obra.

Tanto Pixin como Brugo, se expresaron y se representaron en las obras. De cierto modo y desobedeciendo las instrucciones de Yoko Ono, ambas decidieron no desaparecer en sus dibujos. Por el contrario, encontraron en ellos el lugar donde fluya la memoria.

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