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UNA MIRADA FEMENINA EN EL TRATAMIENTO DE LA FORMA

Solemos tener muy cerca innumerables opciones para conocer a los artistas contemporáneos. Galerías, museos y espacios independientes son escenarios de exhibición para pinturas, dibujos, instalaciones, videos, fotografías y hasta performance. Sin embargo, trasladarnos fuera del ámbito de la Ciudad de Buenos Aires suele ser muy poco frecuente.

Aventurarse al sur del conurbano puede depararnos gratas sorpresas: hay gente valiosa trabajando -y por cierto muy bien- en proyectos artísticos que llevan al público local la posibilidad de ver en su barrio a quienes también están en los Museos de Capital. Ubicado en el centro comercial de Lanús Oeste, MACSUR es el Museo Contemporáneo del Sur. A diferencia de otras instituciones, donde la programación muchas veces es el resultado de recibir exhibiciones y funcionar solo como sede, en Lanús pretenden convocar al público con propuestas generadas y pensadas por la propia institución. En esta oportunidad y bajo el título La forma parlante, la curadora del museo Olga Correa convocó a Lucila Amatista, Elba Bairon, Aili Chen, Andrea Fernández, Carolina Fernández y Ana Gallardo. En la introducción del catálogo, Correa señala como característica en común entre todas las artistas “una delicadeza sutil en el tratamiento de las formas”.


Sutileza que se ve en la obra, en el montaje y en lo casi etéreo de algunos materiales. Paredes y pisos de blanco radiante dan el contexto para que cada área delimite a cada artista y sus obras: las piezas de yeso de Elba Bairon, los dibujos animados de Aili Chen, los dibujos y calados de Andrea Fernández, los grabados de Carolina Fernández, las carbonillas de Ana Gallardo y las cerámicas de Lucila Amatista.


Hay una sensación muy contundente que se forma entre la obra de Andrea Fernández y la instalación en la cual resulta el material restante, vale decir, lo descartado del calado. En otra pared compone una imagen fragmentada con todos aquellos elementos del Jardín de su abuela Zulema. Como niños en un mundo fantástico descubrimos en ese jardín algunas herramientas, un mate, una escoba, animales, insectos, frutos, brotes y flores. A modo de guiño, la artista colocó uno solo de los diminutos dibujos en un lugar alejado del foco de atención, y que solo la suerte puede hacernos encontrar; pero la satisfacción de la conquista vale la pena el esfuerzo de la búsqueda.

Las carbonillas de Ana Gallardo son una selección de aquella puesta tan conmovedora realizada en el MAMBA “Boceto para la construcción de un paisaje: la Laguna de Zempoala 1965/2010”; mientras que las piezas de yeso blanco de Elba Bairon permiten acceder a una versión reducida -pero no por ello menor- de lo que en los Museos Metropolitanos se ha exhibido hace pocos meses.

Por su parte, la obra de Chen da cuenta de su oficio cinematográfico y su expresión como artista. Se trata de dibujos hechos con lápiz en papel y animados tradicionalmente. A diferencia de la instalación que presentara en agosto del 2016 en la Casa del Bicentenario -donde el dibujo había salido del plano para transformarse en instalación- aquí sus dibujos están en movimiento y acompañados de sonidos que nos permiten conocer el mágico mundo del que provienen. Mundos como los que construyen las piezas de cerámica de Lucila Amatista, a quien Correa define como “muy imaginativa y con una escala amable”. Esto último es lo que transforma a las instalaciones -dispuestas en una mesa en el centro de la sala y en un estante retirado en una pared- en una invitación para recorrer su universo. Su montaje es tan próximo al visitante que permite hasta sentir las texturas. La técnica del grabado le sirve a Carolina Fernández para crear su obra como si fuese piezas que se van relacionando entre sí hasta armar una constelación.

De cierto modo, Amatista, Bairon, Chen, Fernández, Fernández y Gallardo son parte de esta constelación de artistas que con materialidades diversas pero una misma sensibilidad le dan contenido al arte contemporáneo argentino. En un momento donde se enarbolan banderas reclamando visibilidad para las artistas mujeres, MACSUR se transforma en escenario de una exhibición pensada por mujeres y realizada por mujeres que no excluyen la diversidad, sino que la celebran.

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